Me encantan las prebodas. Esa es mi premisa, es mi resumen y es algo que siempre digo a los demás. Me encanta la atmósfera de las prebodas: amar con calma, tener el tiempo... sin apuros; perdernos por rincones, descubrir lugares nuevos. Vibrar con nuevos colores, conocer diferentes historias y también forjar la confianza entre cada pareja y uno, como fotógrafo.

Karina y Pablo se conocieron en su lugar de trabajo. Fueron amigos un año, pololos dos, y desde el sábado serán marido y mujer para siempre. El acontecimiento que los llevo a estar juntos fue un viaje de Pablo a Machu Pichu, ahí él se dio cuenta que quería que Karina estuviera en su vida, que estuviera ahí con él, pero más que como una amiga. Supongo que entre cada café se dio este amor que se les nota cuando achinan los ojos y sonríen... lo gracioso es que ellos son muy tajantes en decir que son serios, pero algo se desborda cuando se miran...

A la sesión nos acompañó Memé, la hija de Karina que ha sido parte de cada etapa de la preparación del matrimonio. Obviamente no podía faltar, y en las imágenes en las que no aparece estaba participando como ayudante de fotógrafo :)